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Buscamos familia para estos dos perritos.

28/07/2019

Por más veces que vemos la imagen, no somos capaces de evitar sentir una profunda inquietud cada vez que alguien deja a su perrito atado a una farola o un bolardo, a la puerta de un comercio en cuyo interior se encuentra su dueño deambulando por pasillos con anaqueles repletos de productos, y una larga lista de papel en la mano que recuerda su mantra de consumo: detergente, papel higiénico, tomates, harina, patatas, macarrones, yogures, naranjas…
 
Mientras, su pobre perrito, inmóvil, y sin quitar ojo un solo instante al más mínimo movimiento que se produce en el interior del comercio, muestra en su rostro un evidente gesto de nerviosismo y preocupación. A él no le gusta estar ahí solo, atado, separado del ser a quien más ama y necesita en el mundo. Y además, parece saber perfectamente que se encuentran en situación de peligro, puesto que desgraciadamente son muchos los riesgos a los que sus dueños exponen a sus pequeños durante los minutos que los dejan solos en la calle: robos, atropellos…

Buscamos familia para estos dos perritos.
Por todo ello, reconozco que siempre que veo un perro solo, atado en la calle, me paro en seco como si alguien me hubiese echado el freno de mano, y permanezco cinco segundos intentando comprender la situación en la que se encuentra ese animal, intentando vislumbrar si realmente necesita ayuda.
 
Esto mismo es lo que le ocurrió a Zaira hace unos días en el madrileño barrio de Hortaleza; caminaba por una avenida cuando de pronto vio a una pareja de perritos de raza Yorkshire, con sus arneses y sus correas, atados a un banco. Hacía un calor de justicia, no había un alma, y al hacer una mirada 360, comprobó que no había ni un solo comercio en decenas de metros a la redonda. Los perritos estaban limpios y aparentemente bien alimentados. En ese instante comenzó la inmovilidad de Zaira, se quedó en pie, mirando, intentando comprender qué estaba sucediendo allí, y decidiendo si realmente estos pequeños necesitaban ayuda. Esperó, esperó mucho tiempo, deseando que su dueño apareciese por arte de “birli birloque”. Pero no, la espera llegó a un punto en el que tuvo que rendirse ante sus más temidas sospechas: aquellos dos adorables pequeños habían sido abandonados, sin más.
Zaira es una mujer que está hecha de la pasta con la que se fabrica a las buenas personas, aquellas que no son ajenas a los problemas de otros, y que además, cuando los conocen, empatizan con ellos y son capaces de pasar a la acción. Cogió a los dos pequeños entre sus brazos,
y con ellos se plantó en nuestro cercano centro veterinario. ¿Comprendéis ahora por qué sentimos una inmediata inquietud cada vez que vemos un perrito solo, atado en la calle…?
 
Y bueno, aquí están estos dos bombones rellenos de cereza, a los que hemos llamado Tina & Turner. No estaban identificados con microchip, nadie los ha reclamado, son hembra y macho, tienen dos añitos y son cariñosísísísímos…
 
Habitualmente, no solemos pedir adopciones conjuntas, porque sabemos que suele ser más difícil que aparezca alguien que quiera adoptar a dos perros a la vez. Pero viendo la foto y sabiendo que estos dos enanitos han vivido siempre juntos y caben dentro de una nuez, pensamos que estaría muy bien que puedan permanecer juntos.
 
Así que durante unos días, vamos a dar la oportunidad de que aparezca alguien que los quiera adoptar juntos; si no es así, abriremos la opción de su adopción por separado.
 
Si quieres ver en directo a Tina & Turner cada día en tu casa, escríbenos un e-mail a  adopta@elrefugio.org  adjuntando un teléfono de contacto, y nosotros te llamamos.
 
¡¡Abrazos para todos, salud y muuucha Vida!!  
Buscamos familia para estos dos perritos.
Buscamos familia para estos dos perritos.
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