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Galgos, los gozos y las sombras.

23/07/2014

En los últimos años es muy frecuente escuchar lo de “la marca España” para acá y para allá.
 
En realidad, a muchos de nosotros lo que nos tiene realmente “marcados” como españoles, es comprobar cómo en pleno siglo XXI, nuestros campos y pueblos están repletos de hordas de desalmados que torturan y asesinan animales gozando de la más absoluta impunidad.
 
Es el caso de parte del colectivo de “los galgueros” que , supuestamente, utilizan a los galgos para cazar mientras dura la temporada y, supuestamente, se deshacen de ellos cuando ésta termina para no tener que mantenerlos hasta el año siguiente. Las prácticas más habituales son, supuestamente, el ahorcamiento y el arrojamiento al interior de profundos pozos secos donde los animales mueren de forma tremendamente agónica.
 
Nos repugna pensar que existen tipos capaces de cometer estos crímenes, a la vez que nos indigna profundamente la pasividad de las Autoridades competentes frente a una realidad a voces que se repite en nuestro país año tras año. Precisamente si alguien puede saber quiénes son esos individuos y dónde viven, es la Autoridad a quien compete regular y controlar el uso de animales para la caza ¿Hasta cuándo la pasividad y el mirar hacia otro lado como si no pasara nada? Y cabe recordar a nuestros gobernantes, que si bien no parece preocuparles en exceso el sufrimiento de los animales, hechos como éstos dañan seriamente la imagen de “la marca España” en el exterior, que sí parece ser un tema de profunda preocupación para el Gobierno.
 
Pero todas las historias tienen sus luces y sus sombras, y los ojos se nos llenan de luz y de ilusión cada vez que al doblar una esquina de cualquiera de nuestras ciudades, vemos a personas paseando junto a sus galgos, por supuesto adoptados. Es un hecho cada vez más frecuente, la sociedad española se ha sensibilizado sobre el drama de estos inocentes y cada vez más familias y parejas jóvenes adoptan galgos; y suele ser muy habitual ver personas que no han adoptado uno, sino dos o incluso tres.
 
Atrás quedó el erróneo mito de que por su gran capacidad para correr, no eran perros adecuados para vivir en un piso: es completamente falso. Todos los que conviven con galgos, confirman que son los perros más tranquilos y discretos que existen para el día a día de la vida en un apartamento.
 
Esta tendencia queda confirmada con la fotografía que tomamos el otro día paseando por el barrio de Malasaña, en pleno corazón del Centro de Madrid; una manada de cinco galgos de diferentes pelajes, edades y tamaños, disfrutando juntos de una mañana de paseo por las calles de la capital: sencillamente precioso y conmovedor.
 
Imágenes como ésta, sí promueven una buena imagen de “la marca España” y no la de la espada, el cartucho, la soga y el veneno.

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