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La sexta puerta giratoria de Lionel

01/10/2019

La actividad diaria despierta lentamente en el Centro de adopción de El Refugio, en una mañana que apunta ser primaveral. Dada la visita que en unos minutos vamos a recibir, puede que esta sea una fecha que recordemos siempre.
 
A la hora exacta que dijo que vendría, un hombre alto con gorra, de aspecto atlético y juvenil, se aproximó hasta la puerta de entrada y tocó el timbre. Vestía unos vaqueros y una camisa azul de cuadros, bajo la cual se entreveía una camiseta negra con la leyenda: “Lo que hicimos fue secreto”. Me acerqué hasta la puerta para abrirle, y a través de la verja, le di los buenos días. Para disimular mi emoción, la prudencia me empujó a preguntarle: “¿Vienes a pasear a algún perrillo…?”.  Él estiró un poco la espalda, como si le pareciera mentira que yo no supiese a qué había venido él, y con un tono en el que no cabía un solo milígramo más de determinación, me respondió: “¡No! Vengo a adoptar a Lionel. Al oír aquella frase, apreté en mi interior los puños, los ojos y los dientes, y también por dentro  grité: “¡¡Bieeeeen!!”.

La sexta puerta giratoria de Lionel
Antes de abrir la verja que nos separaba, lo miré profundo a los ojos, lo señalé con el dedo índice, y con tono de perplejidad, le dije: “O sea, que entonces, tú… eres… la sexta puerta giratoria de Lionel…”. Y él respondió: “¡Sí, yo soy su sexta puerta giratoria y su destino acaba aquí, junto a mí”. Reprodujo las palabras exactas que leyó en el relato que publicamos apenas hacía una semana. Abrí la puerta y le dije: “¡Ven aquí!”. Nos fundimos en un hondo y mudo abrazo, de los que solo das a un padre o un hermano que hace mucho tiempo que no ves; duró varios segundos, nuestros pechos se juntaron con fuerza, como por el efecto de atracción entre dos potentes imanes, y creo que, aunque no nos lo dijimos, los dos reconocimos un nudo en la garganta del otro.
 
Alberto: socio de El Refugio, Guau Walker, amante y defensor de los animales, vegetariano convencido, deportista, trabajador, honesto y padre de dos hijas, Ainoha y Zoe, de 8 y 10 años. Nos contó que le ocurrió exactamente lo que decía el relato; al leerlo, supo que él era la sexta puerta giratoria de Lionel, la que cambiaría de forma definitiva el destino de aquel Príncipe cautivo en un cuerpo de hermoso perro pastor. Y compartió con nosotros que aquel iba a ser un día histórico en su familia, puesto que sus hijas sabían que iban a adoptar a un perrillo, pero no les había dicho cuál. Lionel iba a aparecer en casa por sorpresa… ¡¡Menudo sorpresón, me río yo de los huevos Kinder…!!
 
Nadie os contará mejor el resto de esta bella historia que toca a su fin, que las propias imágenes de la llegada de Lionel a su hogar. Qué bueno es que la Vida de vez en cuando nos regale historias como ésta, que nos dejan con el libro cerrado entre las manos, la barbilla temblona, y la mirada perdida e inundada; pero esta vez, con lágrimas de emoción y alegría. Lágrimas buenas. Fin.
 
Queremos recordar que hay muchos miles de perrillos más que, como Lionel, necesitan “Puertas giratorias”. Personas que consigan que sus vidas cambien de rumbo hacia un destino feliz. Tú también puedes hacerlo siendo socio de El Refugio. Si sientes que nuestra labor es bonita y crees que merece la pena echarnos una mano, puedes hacerlo desde tan solo 3 € al mes, y puedes hacerlo aquí: elrefugio.org/hazte-socio 
 
¡Felicidades, Lionel! ¡Felicidades, familia! Sed muy felices.
¡¡Abrazos para todos, salud y muuucha Vida!!
La sexta puerta giratoria de Lionel
La sexta puerta giratoria de Lionel
La sexta puerta giratoria de Lionel
La sexta puerta giratoria de Lionel
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