La protectora El Refugio ha rescatado en Adra (Almería) a doce perros que Antonio, una persona sin recursos, fue acogiendo tras haber sido abandonados; es un caso claro de lo que se define como “Síndrome de Noé”
La convivencia tenía lugar en una barraca a las afueras del pueblo, que carecía de luz eléctrica y que se encuentra en un preocupante estado de deterioro. Antonio no tiene trabajo y consigue a duras penas, salir adelante con el dinero que consigue pidiendo en la entrada de algún supermercado. Es fácil deducir que sus recursos han resultado insuficientes para hacer frente a los gastos que suponen la alimentación y la atención veterinaria que requieren doce perros. En ocasiones, Antonio no aparecía por la barraca en varios días, lo que produjo conflictos con los vecinos que se quejaban por los insistentes ladridos de los animales.
El patio de la vivienda se encontraba repleto de excrementos, y tenía apuntalado el muro de la fachada por riesgo de derrumbe. La policía local le comunicó que el Ayuntamiento iba a cursar una orden de desahucio, y fue entonces cuando un grupo de vecinas que habitualmente se preocupan por proteger a los animales de la comarca que se encuentran en dificultades, consiguieron que Antonio entendiese que la situación era insostenible y no debía seguir teniendo a los perros a su cargo. Le explicaron que habían puesto su caso en conocimiento de la protectora El Refugio, quienes se comprometían a desplazarse hasta allí para rescatar a los doce perros, darles la atención veterinaria que necesitasen y acogerlos en su Centro de adopción, mientras buscan familias que los quieran adoptar.
Antonio, que no tendrá recursos pero amor por sus perros no puede tener más, comprendió que por muy dolorosa que pudiera resultar la separación, era lo más conveniente. No hay que olvidar que para Antonio, durante estos últimos años sus perros han sido sus únicos compañeros, amigos y familiares.
“El caso de Antonio es lo que normalmente se denomina como Síndrome de Noé, personas que sufren por el peligro que corren los animales abandonados, y acogen a todos aquellos que encuentran, sin tener en muchas ocasiones, los medios para mantenerlos en condiciones óptimas.
Hemos rescatado a los 12 perros que convivían con él, porque, evidentemente, las condiciones en las que se encontraban no eran adecuadas. Pero también nos parece que lo más fácil es decir que estas personas son enfermos, cuando toda su dedicación es salvarlos de la muerte. Habría que preguntarse si la verdadera enfermedad radica en nuestras administraciones, que son las que tienen la responsabilidad y los medios para poder hacerlo, y siguen mirando hacia otro lado, ignorando un problema que requiere tomar medidas urgentes. De momento la única medida que siguen aplicando para acabar con el abandono, es sacrificar legalmente a los animales que recogen”, ha declarado Nacho Paunero, Presidente de El Refugio.