Tras recibir el aviso de Rubén, que fue junto con su amigo Miguel Ángel quien avistó a la perrita, nos trasladamos al antiguo Hospital de las Barrancas en Navacerrada (Madrid).
La perrita se encontraba atrapada en el hueco de un ascensor a unos 4 metros de profundidad. Otis, así la hemos llamado, no presentaba heridas ni fracturas aparentes, pero tenía mucho miedo. Con extremo cuidado, dado el deterioro del piso sobre el que se encontraba Otis y temiendo su hundimiento, pudimos acceder hasta ella con la ayuda de una escalera extensible. Tras calmarla con mimos y un poco de comida, conseguimos sacarla con la ayuda de cuerdas de escalada.
Viendo la configuración del lugar del que la rescatamos, tenemos serias dudas de que la perra pudiera caer a ese hueco por si sola. Siendo de raza podenco, utilizada para la caza, cabe sospechar que su "dueño" la haya tirado allí para deshacerse de ella, a lo mejor por no servirle para cazar.
De no haber sido por el aviso que recibimos, esta perrita habría muerto de hambre, sed y frío, después de una interminable agonía.
Tan sólo queremos decir: Otis, ¡bienvenida a casa!