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NANA MARZYANA, LA HISTORIA DE UNA GATITA INCREÍBLE.

17/11/2018

Alejandra vive desde hace tres años en la cuarta planta del bloque número cinco de una pequeña urbanización de la zona norte de Madrid. Pantuflas de peluche con cara de osito en sus pies, el cuerpo envuelto en un albornoz color rosa palo con grandes lunares blancos, y un humeante tazón de cerámica que le regaló su madre, entrelazando sus manos mientras los aromas a cardamomo y hierbabuena taladran su alma.
 
Es su ritual matutino diario, contemplar un sol que, como King Kong, trepa y trepa hasta la azotea de los altos rascacielos para iluminar el inmenso plató que es esta ciudad, en el que somos todos actores de reparto en la obra de la Vida, en sesión continua.
 
De pronto el cielo fue atravesado por una estela luminosa procedente del oeste, era como una estrella fugaz pero más gorda, y las estrellas fugaces se caracterizan porque son muy breves, pero esta no acababa nunca; tanto fue así, que Alejandra sorprendida pensó que si aquella cosa continuaba avanzando en su trayectoria descendente unos pocos segundos más, acabaría impactando contra el suelo. Y así fue, el cuerpo luminiscente terminó impactando violentamente en el parquecito de la parte posterior de la parroquia que hay frente a su balcón.
 
El susto fue descomunal y bajó tan rápido para averiguar algo sobre la extraña aparición, que solo cuando llegó al humeante socavón, se percató de que su atuendo era de pantuflas de osito y albornoz de lunares: no cabe duda de que la estampa era fuera de lo normal…
 
Cuando se disipó el humo blanquecino que salía del agujero, Alejandra, estupefacta, alcanzó a ver dos enormes ojos almendrados color membrillo, que la miraban con penetrante estupor. Lo primero que sintió fue: “buenooo, ya están aquí, la Invasión de los Ultracuerpos”. En aquel momento ninguna de las dos hubiese sido capaz de asegurar cuál estaba más asustada, si la extraña criatura venida del espacio exterior, o ella misma.
 
De pronto el pequeño visitante se puso en pie y Alejandra exclamó en voz alta: “¡pero si eres un gato!”. “No, vengo del Planeta NA-758, que se encuentra en una galaxia a seis mil millones de años luz de aquí” (le respondió la criatura de forma telepática). “Vengo en Misión de Exploración y el algoritmo del Ordenador Alpha, me ha asignado la forma corpórea de animal gato, sexo hembra, raza exótica. Las instrucciones son claras y concisas: debo infiltrarme en el hogar de un humano para espiar sus costumbres y conocer su modo de vida. ¿Eres tú ese humano, puedes llevarme contigo a tu hogar?
 
Alejandra sintió como si otra persona hablase por ella, y de su boca salió la frase: “Por supuesto, ven a mis brazos, subiremos a mi casa y allí terminaré de tomar mi té mientras me cuentas todos los detalles de tu viaje, tu planeta y tu galaxia. Eres muy linda. Te llamaré Nana, ¡Nana Marzyana!
 
Y así cruzaron juntas la Calle Arturo Soria, ante el asombro de ciclistas, peatones, conductores y curiosos. La función de la Vida, debía continuar…
 
Puede que esta historia te haya resultado increíble, pero a nosotros lo que realmente nos resultaría increíble sería pensar que entre todos no seamos capaces de encontrar un hogar para esta preciosa gatita a la que algún desgraciado abandonó en una caja de cartón en plena Calle Arturo Soria. Tiene 8 mesecitos y es cariñosa como ella sola.
 
Si quieres adoptar a Nana Marzyana, escríbenos un e-mail a: adopta@elrefugio.org
Gracias a todos por vuestra ayuda, seguro que antes del lunes, Nana está en su hogar.
 
¡Abrazos, salud y muuucha Vida!

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