Son momentos duros. Nos sentimos abatidos por el dolor. Tantas personas arropando a la pequeña Susu para intentar que la velita que había en su corazón no se apagase; tantísimas personas escribiéndonos para enviarle toda su energía, e intentar levantarla. Se han empleado todos los medios al alcance, se ha hecho todo lo humanamente posible, pero esta vez, no ha sido suficiente. El maltrecho cuerpecito de Susu no ha sido capaz de recuperarse de la gravísima insuficiencia renal ocasionada por la Leishmania. Hoy Susu nos ha dejado. El único consuelo que nos ampara es el hecho de pensar que esta pobre ya no sufrirá más y, al menos, se ha marchado recibiendo los cuidados y el amor de un pelotón de gente que se ha desvivido por salvarla.
Desgraciadamente, la mayoría de los animales que son abandonados en España mueren solos, enfermos, en silencio, sufriendo lo indecible, y sin que nadie si quiera lo sepa. Al menos Susu ha podido mirarnos a los ojos y sentir lo mucho que nos importaba y la queríamos. Y la seguiremos queriendo porque no vamos a olvidarla nunca.
A todos aquellos que abandonan a animales, tan sólo queremos dedicarles dos palabras: ¡malditos seáis!
Sentimos mucho que esta vez el cuento no haya podido tener un final feliz, y queremos daros las gracias de corazón a todas las personas que os habéis volcado con ella: ¡os queremos mucho!
Nacho Paunero, de parte de todo el equipo de El Refugio, quiere transmitiros personalmente su agradecimiento en este pequeño vídeo.
¡¡Un cálido abrazo, y mucho ánimo para tod@s!! La vida debe continuar…
