Es evidente que en la relación entre seres humanos y animales, cada persona maneja una escala diferente de valores. A nosotros nos sigue costando asumir que exista gente fría y despiadada capaz de abandonar a seres inocentes e indefensos, exponiéndolos a situaciones en las que perder la vida es una posibilidad que desgraciadamente se materializa con demasiada frecuencia. Damos las gracias a la vida por haber podido ayudar a que no haya sido así para todos los pequeños que ahora os vamos a presentar.
Linga y Muika vivían con alguien que se levantó una mañana, las miró, y pensó: “No os quiero”. Las subió a un coche, recorrió unos cuantos kilómetros hasta encontrarse en mitad de un camino rural en el que no había otra cosa que la inmensidad de la nada, las bajó del coche, y las ató con una cuerda a un poste de la luz. Subió al coche y desapareció con rapidez, dejando a las dos pequeñas bajo el sol, sin agua. Desconocemos cuánto tiempo pasaron allí desvalidas. Afortunadamente, el destino quiso que una vecina de la zona transitase aquella mañana por ese camino, y pudiera encontrarlas y rescatarlas.
Estaban sucias, sedientas y amedrentadas, pero al comprender que aquella muchacha había aparecido para salvarlas, cubrieron su cuerpo con una cantidad aproximada de seis millones de lametones. Una vez se sintieron a salvo en el jardín de la casa, cayeron rendidas, juntas, envueltas en el dulzor de sentirse amparadas.
Nos desplazamos hasta Arganda para ir en su busca y al llegar, nos encontramos con dos de las perritas más cariñosas y dulces que hemos conocido. Son buenas a más no poder y podemos garantizar que llenarán de amor y alegría los hogares de quienes decidan adoptarlas. Si quieres conocer a estas preciosidades de tan sólo 5 meses de edad, escríbenos a adopta@elrefugio.org y os organizamos una cita para que podáis conoceros.
¡Bienvenidas a la familia de El Refugio! Sabemos que muy pronto estaréis en casita, ya veréis.
Los dos bomboncitos que ves ahora se llaman Nohi y Akela. Hace unos días recibimos la llamada de una mujer que circulaba con su coche por una carretera de la Sierra de Guadarrama. Vio a dos perritos muy pequeños andando por la cuneta, en grave peligro de ser atropellados. Acudimos al lugar que nos indicó y desgraciadamente, tras unos minutos de búsqueda, hallamos el cadáver de un perrito atropellado. Continuamos buscando por los alrededores para tratar de encontrar a más pequeños, y finalmente hallamos a los dos hermanitos que se habían escondido en el interior de una tubería de hormigón. Estaban muy asustados y no se dejaron coger fácilmente, pero logramos ponerlos a salvo.
Procedimos a identificarlos y les realizamos una exploración y las analíticas correspondientes. En general se encontraban bien aunque Akela presentaba una afección en su ojito derecho. El tratamiento adecuado ha propiciado que hoy esté totalmente recuperado.
Son un perrito y una perrita extremadamente buenos. Tienen 4 meses y unas ganas inmensas de que alguien los adopte para poder dar y recibir muchísimo amor, que es para lo que han venido a este mundo. Estamos convencidos de que muy pronto encontrarán su hogar. Si quieres conocerlos, sólo tienes que escribirnos un correo a adopta@elrefugio.org
Para conocer la historia de estos tres pimpollos, deberíamos remontarnos unas semanas atrás y ubicarnos en un cortijo de El Ejido. Su dueña se encontraba una mañana realizando labores del campo, cuando apareció una perrita de raza Bodeguero cuyo avanzado estado de embarazo la obligaba a caminar con pesadez. Se acercó a la mujer con una actitud que no podía significar otra cosa más que: “Por lo que más quieras, ayúdame”. Y así lo hizo. La acogió en su casa, habilitando un espacio recogido en el que dispuso un colchón y algunas mantas finas. La alimentó adecuadamente y le dio toda su atención y cariño. De los brillantes ojos de la perrita, manaba un agradecimiento infinito, cálido y sincero. Los pequeños no tardaron mucho en salir al mundo exterior. Seis enanitos como seis soles. El paso de los días y la experiencia compartida del parto y el cuidado de los cachorros en sus primeros días de vida, fueron tejiendo un vínculo afectivo entre la mujer y la perrita que se tornó inquebrantable. Como consecuencia de ello decidió adoptarla, así como ayudar a que todos sus hijos encontrasen hogares en los que poder vivir felices. Lo consiguió para tres de ellos, y solicitó nuestra ayuda para las otras tres.
Estas tres chiquitas no podrían ser más buenas ni aun esforzándose por conseguirlo. Tienen tan sólo 4 meses y medio y toda una vida por delante repleta de emociones, que están deseando compartir con las personas que decidan abrirles su corazón y su hogar. Poder conocerlas es tan sencillo como enviar un correo a adopta@elrefugio.org Nos sentimos muy felices y afortunados por estar pudiendo ayudar a estas peques a encontrar su lugar en el mundo. Sabemos que va a ocurrir muy pronto, ya lo veréis. Mientras tanto disfrutaremos a tope de su compañía y les daremos todo nuestro amor. ¡Sois para comeros a besos!
La historia que vamos a contarte a continuación es la de un perrito que ha salvado la vida de puro milagro. Virgina es Guau Walker. Así llamamos a las personas que dedican generosamente una parte de su tiempo para colaborar con El Refugio viniendo a nuestro centro de adopción para dar paseos con los peques que hemos rescatado del abandono. Viajaba en su coche junto a una amiga y atravesando el Puerto del León les pareció ver en la cuneta una gran cabeza que asomaba entre la vegetación. Pararon pocos metros después y bajaron para comprobar que aquella cabeza iba acompañada del famélico cuerpo de un mastín que se encontraba postrado. Intentaron moverlo, pero parecía tener mucha dificultad para caminar. Estaba muy flaco. Al ver la situación, un chico encantador detuvo su coche para ayudarlas. Entre los tres, y con la ayuda de una latita de comida rica que Virginia llevaba en el coche, lograron ponerlo a salvo.
En estas imágenes puedes verlo en el momento que lo subieron al coche, y en las primeras horas que pasó en casa de Virginia. Impresionan su delgadez y la profunda tristeza que inunda su mirada. César ya forma parte de la familia de El Refugio. Tras pasar por las manos de nuestro equipo veterinario, sabemos que es negativo en Leishmania, que todas sus analíticas están bien, y que sus problemas de movilidad se deben a los efectos que la artrosis puede ocasionar a un perro de su edad y envergadura.
Es un perrito muy bueno y cariñoso. Necesitamos encontrar con urgencia un hogar en el que César pueda vivir lo que le quede de vida rodeado de amor y calidez. Es evidente que cualquier persona no adoptaría a un perro tan mayor como César. La mayoría de personas que adoptan, prefieren cachorros, o perros jóvenes. Pero también hay personas que adoptan con el objetivo de ayudar a aquellos animales que menos posibilidades tienen de ser adoptados. Así lo verbalizan cuando vienen a vernos para adoptar. Esperamos y deseamos con todas nuestras fuerzas que en el caso de César sea también así. Si quieres conocerlo, escríbenos a adopta@elrefugio.org adjuntando un teléfono de contacto y te llamamos. César, corazón, ojalá muy pronto podamos compartir una foto tuya en tu hogar, disfrutando de un vida plácida con tu familia, como le ocurrió a la buena de Mimitu, a quien rescatamos con 14 años tras una vida llena de sufrimiento. Fue adoptada en cuanto publicamos su caso. Aquí podéis verla en una foto que su familia nos ha enviado recientemente. ¡¡Muchas gracias por vuestro inmenso amor!!
Cada vida es un tesoro. Esperamos que estas 8 vidas salvadas llenen tu corazón de alegría.
¡¡Abrazos, salud, y muuucha Vida!!
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Miles de pequeños que necesitan ayuda te lo agradecerán eternamente.
