En estos días es habitual que muchas personas comiencen el día visitando sus redes sociales mientras degustan un suculento desayuno. Y también es ya frecuente contemplar cómo media humanidad despierta una mañana haciendo a lo unísono una misma tontería; como si 100 millones de personas hubiesen estado comunicándose entre ellas a nuestras espaldas la noche anterior, acordando que a la mañana siguiente publicarían un vídeo en el que se bajan de un coche en marcha para hacer un bailecito absurdo, se tiran un cubo de agua helada por encima, o se hacen fotos en grupo como si fuesen estatuas. Solo falta que a esta comparsa de banalidades se una algún personaje famoso con más seguidores en las redes que millones en el banco, (véase Angelina Jolie, Justin Bieber o Beyoncé) para garantizar que en pocas horas veremos tanto a un pastor de llamas del altiplano peruano, como a un miembro uniformado de la Guardia Vaticana, haciendo la misma bobada: son los denominados “retos” o “challenges”.
El último reto que hemos podido ver en las redes sociales ha sido el #10YearChallenge, o lo que es lo mismo, a ver si tienes valor para publicar una foto de cómo eras hace 10 años, y otra de cómo estás ahora (a poder ser, sin Photoshop…). Desde El Refugio no nos ha quedado más remedio que sumarnos a este reto por una sencilla razón: con frecuencia solemos recordar que nuestra protectora nace hace 21 años y que desde entonces practica el sacrificio cero; una buen forma de constatarlo es sumarnos a este reto publicando las fotos de cinco perretes que rescatamos del abandono hace justo ahora 10 años, y que desde entonces viven con nosotros porque todavía no han sido adoptados. Sí, así es, han pasado 10 años y todavía no han sido adoptados, así es la vida de los animales que consiguen burlar a la muerte tras ser abandonados; algunos son adoptados en pocos días después de su rescate, otros en semanas o meses, y otros hasta 13 años después, como ocurrió con el caso de la perrita Volga.
Por eso, tenemos la convicción de que todos pueden ser finalmente adoptados, y van a poder vivir el tercer tercio de su vida al calor de un hogar, con su nueva familia. Y decimos “nueva” porque durante estos 10 últimos años nosotros hemos sido, y somos, su familia, dándoles cada día el cuidado y el cariño que ellos merecen, el que algún desgraciado les negó en el momento que los abandonaba.
Lenteja, Carrie, Ática, Mono y Balak. Eran 5 garbancitos cuando llegaron a nuestros brazos y es profundamente emocionante ver cómo son ahora. Sus ojos lo dicen todo, es muy difícil mirar estas fotografías y que no se te haga un nudo marinero en la garganta. Inspiran muchísima ternura y todos ellos necesitan vuestra ayuda.