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La esperanza nunca se pierde.

14/10/2022

Fueron muchos miles los corazones que se encogieron el día 10 de julio cuando publicamos la historia de Santo. Cómo apareció tambaleante en un pueblo de Córdoba, devorado por el hambre, la desidia, y un aplicado ejército de gusanos. Desde entonces hasta hoy, han sido incontables los correos y mensajes de personas preocupadas por saber si Santo había sido adoptado, rogándonos que en cuanto ocurriese, lo compartiéramos. Ese momento, ha llegado. ¡Juana Isabel y Miguel Ángel son desde hoy la familia de Santo!
 
El solo hecho de adoptar a cualquier animal que ha sido rescatado del abandono o el maltrato, indica que quien lo hace posee un corazón bello y generoso; si, además, como es el caso, habían adoptado anteriormente a otra pequeña a la que salvaron de una vida horrible, entonces los corazones adquieren también el carácter de “grandeza”. Galleta es la perrita labradora a la que un desalmado criador sometió durante años a una vida terrible; además de explotarla, mostraba indicios de maltrato severo. Y aquí están hoy los cuatro, conformando el precioso retrato de una familia a la que el amor y la felicidad no les va a faltar nunca. Gracias por dar un final tan bonito a la complicada historia de Santo, y a ti, “pequeñín”, desearte que seas muy feliz, porque te lo mereces más que nadie. Santo: ¡siempre tendrás un lugar importante en nuestros corazones!

La esperanza nunca se pierde.
Pero la de Santo no es la única adopción fantástica que te vamos a contar hoy. Hace unos días, José apareció en nuestro centro de adopción y nos transmitió su voluntad de adoptar a un perrillo. Como hacemos siempre, le preguntamos si tenía alguna idea de qué tipo de perrillo quería adoptar: ¿grande, pequeño, joven, adulto, hembra, macho? Él, con una convicción absoluta, dijo: “De todos los perros que viven aquí con vosotros, ¿cuál es el que menos posibilidades tiene de ser adoptado?”. Nosotros sabíamos muy bien cuál era la respuesta; esa respuesta se llamaba “Califa”. José nos preguntó por qué Califa lo tenía tan difícil para ser adoptado. Para saberlo, debemos remontarnos al 19 de febrero de 2015, cuando este pequeño llegó a nuestras vidas.
La esperanza nunca se pierde.
Aquel día, un equipo de El Refugio se desplazó hasta Adra (Almería) para rescatar a los 12 perros que convivían con Antonio, el muchacho que aparece en la fotografía. Carecía de recursos económicos, y vivía en una barraca en peligro de derrumbe, sin luz eléctrica, ni agua corriente. Tras conocer el estado del inmueble, el Ayuntamiento ordenó su demolición. Antonio y los 12 pequeños que convivían con él, a los que había ido rescatando del abandono en los campos de la zona, se iban a quedar en la calle. Varias personas que lo conocían, lograron convencerlo de que la mejor solución para sus pequeños era contactar con El Refugio para que los acogiéramos, y poder así encontrar familias de adopción para todos ellos. Así fue. Los rescatamos, los acogimos, y paulatinamente fueron siendo adoptados uno a uno; Califa tenía 2 años, y fue adoptado tan sólo dos semanas después de rescatarlo. Pero la desgracia se cebó con él y dos meses después fue atropellado. El pequeño salvó la vida, pero a consecuencia del atropello sufrió incontinencia permanente. La pareja que lo había adoptado no supo cómo afrontar la situación y finalmente nos entregaron a Califa para que nos hiciésemos cargo de él. El Refugio nunca cierra sus brazos a ninguno de los pequeños que rescatamos, pase lo que pase, o cuándo ocurra. Califa volvió a vivir con nosotros y continuamos dándole todo el cariño y atenciones que necesitaba y merecía.
 
Siete años después nos vemos frente a José, terminando de explicarle por qué Califa era el perrito que más difícil lo tenía para ser adoptado; sin dejar ni un solo segundo de silencio, aseveró: “¡Es él! Califa es el perrito que quiero adoptar”. Y es ahora cuando, con toda la emoción del mundo, podemos enseñarte el precioso momento en el que estas dos almas se han unido: Califa & José.
La esperanza nunca se pierde.
En los días posteriores a la adopción, estuvimos en contacto con José para saber qué tal se estaban adaptando ambos a la convivencia. Estas fueron sus palabras: “Va todo genial. Hemos empatizado totalmente desde el primer momento porque yo también padezco una discapacidad. Pasamos juntos las 24 horas del día y nos ayudamos mucho mutuamente. Es una maravilla”. Califa tiene hoy 9 años. Estas dos imágenes valen más que dos mil palabras…
La esperanza nunca se pierde.
La esperanza nunca se pierde.
Como puedes comprobar a través de las historias de Santo y Califa, a veces la vida nos pone en situaciones de seria dificultad, pero con un poco de ayuda es posible salir de ellas. La esperanza, no hay que perderla nunca. Y precisamente, salir de una situación complicada es lo que necesitan los dos pequeños que queremos darte a conocer ahora. Hace unos días alguien abandonó a una perrita en el interior del portal contiguo a nuestro centro veterinario de Madrid.
La esperanza nunca se pierde.
A Esha la encontramos atada a la barandilla de la escalera. La habían dejado junto a una manta y un recipiente de plástico con agua. Le faltaba un ojo; el otro lo tenía en tan mal estado que tuvimos que hospitalizarla de urgencia para proceder a su enucleación.
La esperanza nunca se pierde.
Triste, triste, inmensamente triste. Es una historia lamentable. Que haya personas capaces de abandonar a una perrita de 7 años, prácticamente ciega… ¡Qué valientes! Pero bueno, nuestra labor no es la de juzgar, sino la de ayudar a la pequeña Esha a salir de la difícil situación en la que la han dejado. Estamos buscando con urgencia a una persona, o familia que quiera adoptarla. Es una pequeña Bulldog Francés de siete años, muy tranquila. Agradece inmensamente los mimos y transmite mucha paz. Sabemos que probablemente alguien que esté leyendo estas líneas puede haber sentido que es la persona que quiere darle a Esha su lugar en el mundo; ser su guía y su luz en la sombría soledad en la que la han dejado inmersa. Si es así, escríbenos a adopta@elrefugio.org adjuntando un teléfono de contacto, y nosotros te llamamos. Esha, cariño, concentramos desde ahora todas nuestras energías en lograr que muy pronto estés en casita, conociendo al fin lo que es el amor incondicional.
La esperanza nunca se pierde.
No menos triste es la historia del diminuto Nomo. Fue encontrado por un chico, cerca de un supermercado de Adra (Almería). Lo habían abandonado en una caja de cartón. No sabía muy bien qué hacer con él y avisó a la policía, quien a su vez avisó a la perrera municipal. Estaba desnutrido y tenía problemas de movilidad en las patitas traseras. Fue examinado por un veterinario local que, además, se apercibió de que el pequeño tenía problemas de visión, apuntando a que posiblemente era invidente. Dio negativo en la prueba de parvovirus. Ante un caso como este, en la perrera solo contemplaban dos opciones. La primera, avisar a Pilar; es una vecina de la localidad que ayuda a multitud de animales abandonados de la zona, con la que El Refugio colabora siempre que tenemos posibilidad de hacerlo. Entendemos que no es necesario decir cuál era la segunda opción para el pequeño Nomo…
 
Una vez que llega a nuestros brazos, lo primero que sentimos es una ternura interminable. Es un bombón, un tesoro, un sueño peludo y calentito del que no quieres despertar. Es alguien importante.  Una vez examinado en profundidad, nuestro equipo veterinario confirma su ceguera, producida por alguna disfunción de tipo neurológico. La deficiencia que mostraba en sus patitas traseras ha quedado solventada, y goza de movilidad completamente normal.
 
Nomo necesita con urgencia una familia. Alguna persona dispuesta a ser su referencia. Alguien capaz de acompañarlo en su vida para ayudarle a disfrutarla, y ser feliz. Es el más bonito de los viajes. Cada viaje es diferente, como lo son los viajeros que los transitan. Si sientes que esta aventura puede ser tuya, escríbenos a adopta@elrefugio.org adjuntando un teléfono de contacto y nosotros te llamaremos para que puedas conocer al pequeño Nomo. El amor invadirá todo tu ser en cuestión de segundos.
 
Pequeño Nomo, entre todos vamos a conseguir que muy pronto estés en el que será tu hogar para el resto de tu larga, luminosa, y feliz vida. ¡Te queremos con locura!
 
¡¡Abrazos, salud, y muuucha Vida!!
La esperanza nunca se pierde.
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¡Muchos miles de pequeños en apuros te lo agradecerán eternamente!
 
Y si quieres ver cómo fue el rescate de Califa y sus 11 compañeros en 2015, puedes verlo aquí:
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