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La noticia que estabas esperando.

29/09/2023

A veces fantaseo con la idea de que la vida, como cualquiera de las series que seguimos en internet, tiene un guión y, por supuesto, un guionista. Me lo imagino sentado frente a un escritorio sobre el que hay un ordenador portátil con un documento en blanco, y un cursor parpadeante que espera impaciente su próxima ocurrencia, mientras éste sostiene una taza de café humeante y mira por la ventana intentando perfilar la nueva tanda de contrariedades y problemas a los que te va a obligar a enfrentarte en tu vida más próxima.

En el caso de Aiga el guionista había caído en el tedio, redactando un nuevo capítulo de su vida muy previsible. Lo hemos visto mil veces: gasolinera de autovía, perrita maltrecha dando tumbos por allí desde hace días, personas que la ven pero como si no la vieran, y unos empleados de la estación que empatizan con ella y procuran darle agua y algo de alimento en la medida de sus posibilidades. Lo dicho: lo de siempre. Pero algo ocurrió en la mente del guionista; una especie de impulso eléctrico lo incitó a dar un giro de guión en la maltrecha historia de la perrita Aiga. Dejó la taza sobre la mesa, se inclinó sobre el ordenador, y comenzó a aporrear las teclas como si interpretara “Tocata y fuga en re menor” de Johann Sebastian Bach. Para añadir algo más de tensión dramática, se le ocurrió que Aiga estuviese en avanzado estado de embarazo. Su barriga era tan grande y pesada que apenas podía caminar.

El giro de guión estaba a punto de consumarse. Llega a la estación un turismo con objeto de repostar. De él desciende una pareja de mediana edad que viaja con sus dos perros para ir a disfrutar de unos días de vacaciones en un pueblo de la costa. Tardan pocos segundos en ver a Aiga, y menos aún en percatarse de que aquella peque se encuentra en apuros. Se acercan, la hablan, la acarician; comprenden que la familia estaba a punto de crecer, y Aiga los mira con los ojos brillantes, moviendo su rabito y lamiendo sus manos, agradecida como nunca antes se había sentido: ¡por fin alguien me ayuda!

La pareja hidrata y alimenta a la pequeña sin dejar de hacerle sentir su cariño ni un solo segundo. Hablan con los empleados de la gasolinera. Les cuentan que la pequeña lleva diez días allí plantada. Barajan la posibilidad de que alguien parase allí para abandonarla. Confirman que nadie ha hecho nada por solucionar la situación de Aiga, ni nadie lo iba a hacer. Silencio. Se miran a los ojos y se dicen: “Esta perrita no se queda aquí sola ni de broma”. Ni cortos, ni perezosos, cogen a la pequeña entre sus brazos y la suben a su coche, donde conoce a sus dos nuevos compañeros. Todos juntos continúan viaje hacia la casita de la playa. Deciden que la perrita estará con ellos hasta que consigan encontrar una alternativa segura para ella. A las pocas horas Aiga parió a sus nueve diminutos y preciosos hijos.

En el siguiente capítulo el guionista decidió que la pareja contactase con El Refugio, quienes acogieron a toda la familia, los cuidaron, y movilizaron a todo un batallón de gente para encontrar familias que quisieran adoptarlos: ¡¡Adoptícolas para todos!! Apenas veinte días después de publicar la historia de Aiga y sus peques, todos fueron felizmente adoptados. Aiga fue adoptada junto a Golfinger (otro peque que rescatamos antes que a ella), y cada chiquitín forma parte de una familia distinta. Y es que El Guionista de la Vida nos tiene acostumbrados a tener que superar multitud de situaciones adversas, incluso dramáticas, pero de vez en cuando propone sorprendentes tramas como ésta, que incluso ha tenido el final más feliz que nadie pudiera imaginar.

Le damos las gracias por habernos permitido vivir esta historia tan bonita y esperanzadora repleta de personajes, todos principales para que pudiera ser escrita. A Aiga y sus chiquitines, decirles que los queremos mucho, que siempre estarán en nuestra memoria y, gracias a estas fotos que ahora compartimos contigo, también en la tuya. Disfrútalas, están llenas de amor.

Pero la vida continúa, y nos trae más historias que requieren que sigamos dándolo todo por sacar adelante a todos los pequeños que ahora te vamos a presentar. Historias duras y difíciles gracias a las cuales todos los miembros del equipo de El Refugio tenemos muy claro que estamos aquí para darles finales tan felices como el de Aiga y sus peques. Estas son cuatro nuevas historias que queremos darte a conocer.

Las dos preciosidades que vamos a presentarte ahora vagaban abandonadas por caminos forestales de una sierra andaluza. Tuvieron la grandísima suerte de que Rosario, una chica que vive por aquella zona y ayuda a muchos animales en situación de peligro, transitase aquella mañana por el mismo lugar que ellas. Vamos a trascribir el párrafo del correo electrónico en el que nos relata el caso y solicita ayuda para estas dos angelitas peludas:

“Caminaba por una carretera forestal cuando encontré a Banga (la más delgadita) totalmente moribunda y al borde del colapso. Unos metros más arriba apareció Tuya, menos delgada pero con un posible prolapso vulvar. Una vez más mi corazón no pudo mirar para otro lado y, sin pensarlo, las metí en mi coche y las llevé a casa. Fueron desparasitadas y comieron como dos glotonas, sin contar los cinco minutos de reloj bebiendo agua. Ahora están a salvo y gracias a vosotros con una nueva oportunidad”.

Cuando llegaron, el equipo de veterinarias de El Refugio confirmó que las dos padecían caquexia (un estado de extrema desnutrición, atrofia muscular, fatiga y debilidad), y Tuya sufría un prolapso vulvar que pudo ser subsanado quirúrgicamente. Ahora las dos se encuentran bien, tienen 5 años y 6 meses, y creemos que podrían perfectamente ser hermanas. Son buenísimas, cariñosas, dóciles, sociables, dulces, entrañables… En fin, ¡son para comérselas a besos! Estas peques han sufrido mucho y merecen tener la oportunidad de vivir con una familia que las quiera como merecen. La verdad es que sería una auténtica maravilla que fuesen adoptadas juntas porque parece que han estado siempre juntitas, incluso durante su abandono. Pero también sería fantástico que fuesen adoptadas por familias distintas.

Si quieres conocer a Tuya y Banga, escríbenos a adopta@elrefugio.org y te llamamos para organizaros una cita. ¡Chiquitinas, sois amor puro, os queremos un montón y sabemos que muy pronto estaréis en casita!

La imagen que ves a continuación pertenece a un rescate que no ha sido del todo sencillo. Isabel es una chica que vive en un pueblo del sur. Un día avistó a unos cachorros de perro en una zona de cultivos y al intentar seguirlos, los pequeños huyeron y les perdió la pista. Sabiendo que allí corrían gran peligro, volvió al mismo lugar en días sucesivos hasta que volvió a localizarlos. Tras seguirlos entre piedras, palos, bidones, y recovecos, vio como uno de ellos se introdujo en el interior de una canalización. Tras mucho esfuerzo consiguió hacerse con ellos y los acogió en su hogar.

Durante el tiempo que han convivido, Isabel ha trabajado con ellos para disipar sus miedos y falta de confianza hacia las personas. Han mejorado muchísimo, aunque todavía son un poco tímidos cuando no te conocen. Tiernos, súper vitales, y simpáticos; así son estos tres chiquitines para los que desde hoy estamos buscando Adoptícolas. Si quieres conocerlos, escríbenos. Ellos tienen toda la alegría y vitalidad que necesitas en tu vida.

¡Bienvenidos a la familia de El Refugio, chiquitines! Muy pronto sabréis lo bonito que es vivir en un hogar lleno de amor.

Esta chiquitina se llama Marlais. Apareció un buen día en la colonia felina de un barrio de Madrid, alimentada por una voluntaria de El Refugio. La pequeña esperaba medio escondida, observando, esperando que los gatos residentes la dejaran comer, pero sin éxito. Posiblemente, la que un día fue su familia decidió abandonarla, pensando que allí estaría bien, rodeada de otros gatos y siendo alimentada con frecuencia. Menos mal que las personas que cuidan colonias felinas, conocen perfectamente a cada uno de los gatos que protegen, y detectan en segundos a cualquier recién llegado; más aún si es, como en el caso de Marlais, una gatita casera que no sabe desenvolverse bajo la ley que rige una colonia de gatos ferales.

Así que una vez detectada, la cuidadora decidió apostar por su supervivencia, sacarla de allí y pedirnos ayuda.

Marlais está muy sana. Al principio es un poco tímida pero muy cariñosa cuando te va conociendo, y es muy sociable con otros gatitos. Tiene 9 meses y está deseando que vengas a conocerla, la cojas entre tus brazos, y le digas: ¡vámonos para casa, ojazos míos! Esperamos que sea muy pronto porque tú te lo mereces, corazón.

Por último, queremos que conozcas la emocionante historia del pequeño Tonino. Ángeles vive en la provincia de Almería. Una mañana caminaba por un campo cercano a una carretera cuando le pareció escuchar un lamento agudo, como un llanto. El rastro auditivo le llevó a un punto de la cuneta en la que encontró una bolsa de plástico de la que partían los alaridos. En su interior encontró a un minúsculo cachorro con una contusión sangrante en su cara. Los indicios la indujeron a concluir que alguien circulaba por aquella carretera y, queriendo deshacerse del cachorro, lo metió en una bolsa de plástico y lo tiró por la ventanilla con el coche en marcha. El golpe que recibió el pequeño fue muy duro, pero no lo bastante para acabar con su vida.

Ángeles es una mujer mayor que, con todo su amor y esfuerzo, lo llevó al veterinario, donde le dijeron que era demasiado pequeño para recibir cualquier tratamiento, pero decidió no rendirse y logró sacarlo adelante a base de biberones y noches en vela. Poco a poco creció y comenzó a caminar. Se dio cuenta de que sus movimientos no eran del todo normales. Dudaba de que el pequeño pudiese ver correctamente, y en ocasiones se quedaba rígido en el suelo sin moverse. Lo llevó de nuevo al veterinario y le dijeron que el problema podría ser de origen neurológico. Realizar un diagnóstico requería practicarle una serie de pruebas que conllevaban un elevado costo económico. Ángeles es una persona mayor y enferma, incapaz de afrontar algo así. A través de colaboradores nuestros, contactó con El Refugio para pedir ayuda.

Tonino, tiene cinco meses y hoy ya forma parte de la familia de El Refugio. Tras realizar todas las pruebas pertinentes, podemos determinar que padece un problema neurológico congénito que le ha provocado una disfunción cognitiva, pero muy probablemente, y gracias a un aprendizaje paciente, podrá disfrutar de una vida prácticamente normal. Es un cachorrete súper dulce y cariñoso.

Tonino necesita ser adoptado ya, porque la estabilidad emocional que proporciona un entorno familiar, le haría mucho bien. Estamos buscando a quien quiera ser su Adoptícola para siempre. Será una decisión feliz, porque la verdad es que es un amor de perrito; basta mirarlo a los ojos para darse cuenta… Es alguien muy, muy especial. ¡Te queremos mucho, mucho!

Esperamos que te haya gustado conocer cómo ha cambiado el destino para todos estos pequeños adorables; para nosotros es un privilegio haber podido conocerlos, cuidarlos, y disfrutar con ellos mientras buscamos a sus Adoptícolas, con quienes encontrarán “su lugar en el mundo”.

¡¡Abrazos, salud, y muuucha Vida!!

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Miles de pequeños que necesitan ayuda te lo agradecerán eternamente.