Corría el mes de septiembre del año 2019. Las personas podíamos desplazarnos libremente a lo largo y ancho de nuestro territorio sin llevar mascarilla ni lavarnos las manos constantemente, y apretando abrazos a diestro y siniestro. Aquellos días del final de verano eran cálidos aún, sobre todo en la provincia de Almería, destino al que nos encaminábamos para ir en busca de Lionel (un precioso perrito pastor, víctima del abandono, al que hubo que amputar una de sus patitas traseras).
Pocos minutos después de haber podido abrazar a Lionel por vez primera y caer rendidos a sus seductores encantos, sonó nuestro teléfono. La llamada la realizaba un ángel. Me explicaré. Que Almería es un territorio con un muy elevado índice de abandono y maltrato animal, no es nuevo. Que en muchas comarcas de la provincia existen pequeñas legiones de ángeles que se desviven por salvar de una muerte tenaz al mayor número posible de animales en apuros, ya lo hemos relatado en alguna ocasión. Y también matizamos que la gran mayoría de ellos son “ángelas”, puesto que su sexo es femenino.
Bien, esa llamada de auxilio la hacía una de estas “salvadoras si alas”, solicitando ayuda para un perrete al que había conseguido rescatar de un entorno en el que su vida corría serio peligro. Su estado de salud era precario y de no recibir ayuda urgente, sus posibilidades de salir adelante eran escasas. A la mañana siguiente, con Lionel ya a nuestro lado, fuimos a su encuentro. Cuando la chica abrió la puerta del patio en el que lo custodiaba, apareció ante nosotros un perro grande, negro, flaco, con carencia de pelo y abundancia de eczemas en algunas partes de su piel. Nada más vernos, se dirigió hacia nosotros tambaleándose, con la cabeza baja y la lengua fuera, pero una expresión de sorpresa y alegría en la mirada. Me pareció como si fuese el mismísimo Groucho Marx el que se nos acercaba, diciéndonos con su habitual socarronería: “¡Resulta maravillosamente paradójico lo bien que me han encontrado ustedes y lo mal que me encontraba yo hasta el preciso momento de nuestro encuentro!”.